Un millonario decía:
La pobreza cómoda es más peligrosa que la miseria.”Decía que la mayoría de las personas no se detienen por hambre, sino por comodidad.
“La miseria te empuja a actuar, pero la pobreza cómoda te adormece”, afirmaba.
Para él, “pobreza cómoda” significaba ese estado en el que una persona no sufre — tiene comida, techo y cierta estabilidad —y precisamente eso se convierte en su jaula.
Contaba la historia de un joven vecino que, a los 20 años, consiguió un trabajo “seguro” en un banco.
Buen salario, té en la oficina, cero riesgos.
Todos decían: “Ese chico fue inteligente.”
Quince años después, ese mismo hombre seguía sentado en la misma silla, con los mismos miedos, aterrado de renunciar o empezar algo nuevo.
“No era pobre,” decía..,
“pero dejó de crecer.”
Y eso es la pobreza cómoda: cuando no hay dolor, pero tampoco movimiento.
Cuando tenía 16 años, pudo haberse quedado como contador, con un ingreso estable y una vida tranquila.
Pero abandonó la seguridad para dedicarse al negocio del petróleo,
y muchos lo llamaron loco.
“La comodidad es veneno,” solía decir.
“Actúa lentamente, pero mata con certeza.”
Creía que el hambre, en el buen sentido —no en el estómago, sino en la mente —debía ser constante.
Lo más peligroso de la pobreza cómoda, decía, es que la sociedad la aplaude.
A quienes viven así los llaman “prudentes,” “sensatos,” “responsables.”
Sus decisiones parecen correctas, pero detrás de ese reconocimiento se esconden el miedo al riesgo, los sueños reprimidos y el lento envejecimiento del alma.
“Un mendigo puede convertirse en millonario,”
“pero una persona en "pobreza cómoda", casi nunca.”
Su fórmula para escapar de esa trampa era simple:
ampliar constantemente tu zona de incomodidad.
Nuevas habilidades. Nuevas conexiones. Nuevos desafíos.
Cada año, se obligaba a sí mismo a entrar en proyectos donde no se sentía seguro.
“Si me siento cómodo,” escribió una vez en su diario,
“significa que ya estoy estancado.”
Y con esa filosofía, construyó un imperio.
De la red
No hay comentarios:
Publicar un comentario